viernes, 17 de septiembre de 2010

Juega

Juega más con ese nombre… Anna… Si de verdad leíste aleatoriamente a lo mejor quedó suelta alguna letra muda de la cual no te apercibiste Anah naha. Quizás una ceja levantada coqueteando de ene a eñe, quizás era “nada”, quizás Alá. Quizás no lo pronunciaste y solo fueron las últimas letras de un texto amplio que esparcías con saliva en alguna parte también húmeda que las borraba. A lo mejor ese ventilador solo era el tiempo de una voz que te tragaba a cierta hora en la que el tiempo se detenía. Quizás tu espera era la que era de papel en el cielo y eras tú su espejismo tumbado de éxtasis. A lo mejor, segundos antes estuve yo en esa silla desvistiendo tu ropa y quizás ella (Anna) revistiendo la mía, y a lo mejor a las dos juntas si nos recuerdes, o quizás si, nos olvidarías. No revises el entorno. Revisa tu cuerpo. Revisa si le han quedado caricias amontonadas en sus más bellas puntas y planicies. Revisa si tienes más brillosos los vellos y un rubor tremendamente sexy en las mejillas. Medita si estas cansado pero con deseos o si tu cuerpo tiembla y se estremece, si padece exceso de calor o escalofríos. Y sabrás que esa espiral era ella, ese alejar era mío, y ese dormitorio, de nadie…

ev

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