martes, 12 de octubre de 2010


Que el desgarrar la carne besando segundo por segundo sea tu pasatiempo favorito y las heridas que dejan tus surcos sean mi obsesión. Me recuerda lo lejos que estoy de limpiar mi sangre de la tuya
Por que las espinas, las hojas afiladas que son tus uñas latigazos directos que me provocan, me erecta la mente, encienden el morbo y tocan esa fruta fresca y madura que es manjar de tu boca. Transformando el perro de caza que corre a través de tu tierra húmeda en el lobo indómito que busca y olfatea el jazmín de tu sexo, devorando tus pechos, degustando la fuente, mordiendo el cuello, matando las culpas, asesinando el porqué, sacrificando a la mujer … dando vida a la hembra.

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