miércoles, 18 de agosto de 2010

Noche.

Que el rojo carmesí se conjugue con esa vivaz mirada...
es una afrenta directa lasciva y salvaje al sentido común de quienes te conocen.
Que la curva de tu labio inferior evoque a un fruto maduro, prohíbido quizás olvidado y no valorado, no es coincidencia en un mundo de sombras.
Que tus oscuros cabellos evoquen aquella noche espectral en la cual los amantes se revuelcan en la húmeda tierra... sagrado lugar para pecar.
Que tú pristino y blanquecino cuello evoque al más noble y suave mármol...elegante, suave como el satín...pero frío al toque del incauto.
Que Lucifer y Dios sean uno en tú mirar, reflejan que la simetría alquímica puede ser alcanzada en un rostro humano.
Que tus gestos a veces desfachatados a veces gráciles son perturbadores al ojo del no iniciado.
Que un perfecto extraño se vuele la cabeza con la bala que es tú imagen es perfecta no coincidencia, para escribir un miércoles por la mañana.

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